Wednesday, April 23, 2008

Wine Communism and Volcanoes Prologo








Isabel Allende escribe en sus memorias que un escritor chileno se preguntaba si Chile podría ser vendido y cambiado por “algo más cercano a París”.


Sin duda, el escritor querría estar más cerca de los glamorosos salones de “arrondissement” que en el aislamiento que es Chile.

Rodeado por el desierto de Atacama al norte, las regiones polares en el sur, los gigantescos Andes al este y las gélidas aguas del Océano Pacífico al oeste, esta larga cinta de volcanes, géiseres, y monumentales montañas, es una rareza geológica sin igual.
Desde el punto de vista de un norteamericano, Chile es al revés: el invierno es en junio, julio y agosto y la Constelación de la Cruz del Sur ilumina su cielo nocturno.

Toda la región norte de Valparaíso hasta Concepción en el sur, aparece alfombrada de viñedos, orquidearios y productos variados, que van desde cebollas hasta naranjas. Probablemente es frustrante para los granjeros chilenos el no poder plantar algo en cada centímetro cuadrado de esta tierra – esas enojosas montañas que vienen desde la costa al centro del país y se tienden planas por unas cuantas docenas de millas para continuar su marcha hasta el borde con la Argentina, se toman demasiado terreno.

Con irrigación proveniente de ríos que se engrosan con deshielos y un clima mediterráneo, Chile es un paraíso para la agricultura. Su clima es muy seco lo cual significa que rosas y uvas crecen libres de moho y podredumbre, tan asociados con la humedad y las lluvias. Frías brisas de los Andes descienden por la noche sobre las aproximadamente 101.000 hectáreas de uva plantadas aquí. Este aire fresco hace que las uvas retengan su acidez en lugar de perderla – el grado de acidez es un importante componente del sabor. Durante el día, Chile es caliente, pero no tan caliente como para que las uvas se conviertan en pasas y pierdan su sabor.

Puede que Chile no sea una máquina comercializadora y productora de vinos como para desplazar a los australianos, los que actualmente disfrutan de la mitad de las ventas en los supermercados de los Estados Unidos con sus vinos de bajo precio que muestran graciosos animales en sus etiquetas. Todo Chile está encaminado a las exportaciones – me preguntaba si los chilenos retienen algo de su vino mientras tomaba un jugo de naranja en polvo en el lugar mismo donde trabajé por tres meses. Este país ostenta bajos costos, lo cual no puede ser igualado por los agricultores australianos o europeos. Por supuesto, los agricultores y productores de vinos de California, están atados de manos y pies con precios aún más altos por las uvas, tierras y mano de obra, además de fuertes gravámenes locales. El mensaje de los vinos chilenos es: puedes comprar excelentes vinos chilenos por bajos precios. Pero no todos los vinos chilenos son excelentes, como sucede en Italia, los Estados Unidos y Australia, aquí también puede haber vinos amargos y desagradables que son vendidos a consumidores desprevenidos que, posiblemente no se dan cuenta de la diferencia.

Más allá de las uvas y la geografía, la política de Chile lo hace un lugar único. Chile es talvez el único país del mundo que ha elegido a un gobierno comunista. El Presidente Allende gobernó el país por unos pocos años, al inicio del año 1970, hasta que fuera asesinado en un golpe militar en el cual tomó parte los Estados Unidos. Su sucesor, el General Augusto Pinochet dejó un legado tan brutal que resuena hasta el día de hoy.

Hoy en día, Chile es el país más estable, menos corrupto y posiblemente el más prospero de Latinoamérica. Algunos dicen que esto se debe a Pinochet y a su política. Estos defensores de Pinochet dicen: “Claro que Pinochet mató a 3.000 agudos pensadores pero mira la prosperidad que trajo a la nación”. Pinochet era tan fervoroso creyente del capitalismo “laissez faire” que inclusive privatizó el sistema de pensiones del seguro social.

Pero la idea del socialismo corre fuerte en Chile. En 1960, el Presidente Eduardo Frei nacionalizó una fuente de gran riqueza: la industria del cobre, al recuperarla de manos norteamericanas. El marxista Allende continuó este programa de nacionalización al reclamar los bancos y tomar la tierra de los ricos. Los socialistas aquí son más numerosos que los conservadores. A pesar de los abultados gastos por parte de los aristócratas, una mujer socialista, Michelle Bachelet, ganó en las elecciones del 2006, seguida por Ricardo Lagos, el actual titular socialista.

Cuando Salvador Allende subió al poder las mujeres ricas del barrio Las Condes en Santiago, salieron con sus utensilios de cocina en una protesta ruidosa de ollas y sartenes, diciendo que todos morirían de hambre en las manos de los socialistas en un momento en que los Estados Unidos se encontraban ocupados peleando la Guerra Fría con los soviéticos. Por muchos años, la Doctrina Monroe dijo que los Estados Unidos no permitirían que un movimiento extranjero tomara control de Las Americas. El Presidente Richard Nixon y su Secretario de Estado, se preocuparon por lo que estaba sucediendo en Chile y se preocuparon más aún cuando el Presidente Allende invitó a Fidel Castro para que visitara Chile. Como se sabe, Castro, que se permite ciertas libertades, se quedó, no por unos pocos días o pocas semanas, sino durante 1 largo mes durante el cual viajó por el angosto país dando discursos a mineros, estudiantes y a todo el que pudiera escuchar.

Los Estados Unidos decidieron actuar. Está bien documentado en varios libros y archivos desclasificados que los Estados Unidos empezaron una campaña de desestabilización. La CIA dio dinero a periodistas y políticos para que descontrolaran el sistema. Los oligarcas juntaron sus fuerzas con los norteamericanos y persuadieron al no muy convencido Augusto Pinochet de lanzarse a tomar el poder por las armas. Cuando él usurpó el poder, la venganza contra los comunistas fue veloz y brutal. Escritores, activistas estudiantes e intelectuales fueron rodeados y tomados prisioneros, torturados y exiliados. Pablo Neruda, poeta ganador del Premio Nóbel, voló a través de la frontera hasta Argentina. Isabel Allende salió con su familia, dejando atrás los recuerdos de su tío, el último presidente.
Chile está libre de dictaduras militares hoy en día, pero el legado de Pinochet todavía resuena en la nación. Muchas de las ciudades provinciales tienen jueces de derechos humanos para tramitar los casos de 3.000 desaparecidos. Y Pinochet, quien se aseguró a sí mismo inmunidad de por vida, está siendo traído a los tribunales para responder por sus actos finalmente. Los británicos lo agarraron bajo una orden española de extradición cuando fue a Inglaterra para cuidados médicos en 1998, pero el Ministro del Interior, Jack Straw le dejó en libertad después de un mes de guerra entre la jurisprudencia española, la Scotland Yard y los seguidores de Pinochet. El ex – dictador a menudo ha logrado evadir un enjuiciamiento y la prisión aduciendo que está muy viejo y enfermo, pero finalmente ha sido enjuiciado por evasión de impuestos y ha sido puesto bajo arresto domiciliario; incluso ha visto a sus hijos ser inculpados ante jueces chilenos por cargos de corrupción.

Este libro es un recuento de los tres meses que pasé trabajando en la cosecha en VIA Wines en los Valles Maula y Colchagua en Chile en el año 2005. Le invito a venir conmigo mientras llevo a mis lectores a echar un vistazo a la forma cómo se hace el vino en una viña de tamaño industrial. Hablo acerca de la gente y del proceso también. Además de VIA Wines, tomo tours extensos por las mejores viñas de Chile y hablo con los más importantes enólogos del lugar. Escucho a la gente chilena hablarme sobre política y raza; riqueza y pobreza; Pinochet y Allende. Hice muchos amigos allí y de ellos he aprendido acerca del sistema educativo, como funcionan los celulares, el sistema de transportación y sobre las dificultades que enfrentan las madres solas. Llevo a mis lectores a visitar las casas de trabajadores pobres, a un tour al Volcán Villarrica e inclusive a visitar uno de los burdeles que funcionan legalmente aquí.

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